El Frente – لجبهة

 

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El Frente es un proyecto que comencé en el 2007 recopilando fotografías antiguas de la vida diaria alrededor de 1940 en un pequeño pueblo marroquí, El Jebha (Puerto Capaz durante el Protectorado). En el 2013, el proyecto fue ganador de una beca FotoPres de la fundación Obra Social la Caixa, y comenzamos a desarrollar el proyecto con el colectivo el Cíclope Mecánico. Entre el 2015 y el 2016 ha sido expuesto en diferentes centros CaixaForum en Madrid, Barcelona y Zaragoza. La beca nos permitió editar un libro que puedes ver con más detalle AQUÍ.

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“Su tumba quedara sin riego, sin arrayán y sin lápida. Se perderá, como se pierden las cosas pequeñas entre las grandes“.

Mohamed Chukri ya nos lo relataba en «El pan a secas» al recordar la tumba de su hermano. Como en sus palabras, El Frente intenta evitar que los recuerdos y la memoria no caigan en el océano del olvido, buscando lo eterno en el aluvión de lo insignificante.

A poco más de 80 millas de Málaga desmantelamos parte de nuestro pasado y presente, ese ayer en el que el moro aparece como un extraño, cuando no como un enemigo, desfigurado por los rigores de una historia manipulada por pinceladas de trazo grueso y en cierto modo fraudulenta. Invasiones que no lo han sido tanto, atroces guerras propiciadas por intereses de unos pocos y rechazos a la alteridad cuando en realidad no hay tales diferencias entre habitantes de un lado y otro del ancho río que es el Estrecho. Viajes de ida y vuelta a uno y otro lado desde la antigüedad nos derrumban esas diferencias, hijas de un nocivo paternalismo con el que se ha mirado tradicionalmente desde la orilla norte. Y es que la historia, cuando se deforma, se escapa por rincones como El Jebha, Puerto Capaz en la época del Protectorado español en el Norte de Marruecos (1912-1956), donde convivencia y entendimiento fueron la norma.

Hay dos formas de recuperar la historia, la que se sirve de fuentes escritas, tratados, pesados tomos y tesis desde lo general y la intrahistoria que rescata las voces del pueblo, desde lo particular, desde la experiencia personal y particular de cada uno. Ese continuum que Unamuno llama la “tradición eterna” que no cesa de dejarnos sedimentos al fluir callado y al que acudimos, sabedores de que iba a ser escasamente académico y que tendría que ver poco con la historiografía, pero que sería mas cercano y hurgaría en los sentimientos que a menudo la historia olvida. Queríamos dar voz a los actores periféricos, a los antihéroes que escriben la historia de modo inconsciente sin voluntad de erigirse en protagonista. Y aunque no hubiéramos querido, ha tenido que ser así por que quienes nos han ayudado a conocer a nuestra imagen especular de la orilla sur no han sido ni mucho menos las autoridades con sus celos y jerárquicas burocracias, sino la hospitalidad, amistad y convivencia que nos brindaron nuestros vecinos, que nos hicieron entender que, por encima de diferencias religiosas y de bandera, formamos parte de aquello que Unamuno refería como la sustancia de la historia.

Es lo que hemos tratado de hacer, reportar la cotidianidad y la historia de lo humilde que urde la verdadera trama del mundo desde abajo, olvidándonos de imágenes colonialistas, pintorescas o nostálgicas que no son sino un velo que traiciona a la memoria. Hemos buscado sumar y dejar de lado todo aquello que restó y que ya ha sido contado y leído y ha llenado de confusión una realidad más que compleja, para descubrir, como Galdós, que el español es un marroquí cristianizado y que el marroquí es un español islamizado.

“El moro y el español son más hermanos de lo que parece. Quiten un poco de religión, quiten otro poco de lenguaje, y el parentesco y aire de familia saltan a los ojos. ¿Qué es el moro más que un español mahometano? ¿Y cuántos españoles vemos que son moros con disfraz de cristianos?”

Las fotografías no son el fin último de nuestro trabajo, sino el vehiculo en el que han viajado las emociones de antihéroes vecinos de uno y otro lado del estrecho que ha hecho que unos, los de abajo descubran su pasado y que otros, los del norte descubran el presente de un lugar que llevan en su corazón. Como nosotros, que ya nos sentimos ciudadanos de ese amplio espacio en el que irrumpen fronteras físicas que nosotros hemos querido convertir en fronteras imaginarias.